viernes, 19 de octubre de 2012

COMO SOLTAR

 COMO SOLTAR


Todos tenemos cosas a las cuales nos aferramos. Algunas cosas ya no son útiles para nosotros, pero seguimos quedándonos con ellas. Como viejos hábitos o conocidos a los que nos sentimos presionados a llamar cada dos semanas aunque no tengamos nada que decirles. A veces incluso son las cosas que se amontonan en nuestro escritorio o en nuestro sitio para guardar cosas. Muchas personas me dicen que ellas tratan desesperadamente de soltar ciertas cosas. Yo trato de soltar mi relación pasada. Yo trato de soltar mi hábito de juzgarme. Quiero dejar de fumar y de tomar y de trabajar tanto. Pero simplemente no funciona. Todavía me agarro a ello.
El método más común para soltar es intentar hacerlo a la fuerza. ¿Cuántas personas conoces que dejaron de fumar? ¿Y cada cuánto paran? Una vez al año, o cada dos semanas tienen esta intensa sensación de vergüenza y tratan de convencerse a sí mismos: Esta vez venceré este hábito. Esta vez seré fuerte. Esta vez, de verdad pararé. Pero forzarte a ti mismo realmente nunca funciona.
¿Alguna vez en verdad has visto a alguien que perdió mucho peso a la fuerza? ¿Notaste lo hambrientos y lo vacíos que se veían? De seguro te deslumbraron con verse diferentes y usar ropa nueva pero, ¿alguna vez has mirado más allá de lo que ellos querían que vieras? Después de alejar el peso de más de su cuerpo – ¿donde va el peso? Simplemente se acumula fuera del cuerpo y se posa ahí. Y esta infeliz energía que se sacó a patadas de la casa – ¿adivina lo que esta energía está esperando? – Regresar de nuevo. Así que tan pronto como hayas terminado de luchar y de huir de ti mismo, toda la energía que no te gusta entrará de nuevo. Luchar no funciona.
El método más interesante para mí es empezar a observar. ¿A qué es lo en realidad me estoy aferrando? ¿Es realmente al humo del cigarrillo al que me estoy aferrando – o es a la sensación de algo seguro, algo confiable y conocido que siempre está ahí para mí -? Una señora una vez me contó sobre su estresada vida. Ella trabajaba duro todo el tiempo. Excepto por estos 3 descansos de cigarrillos todos los días en que salía a hurtadillas al jardín y se sentaba para relajarse. Ella vino a mí para dejar de fumar. Y tuve que decirle: Esta es la única forma de amor, de tranquilizarte, de darte tiempo a ti misma que estás aceptando ahora. ¿Y quieres que yo te quite este poquitín de amor? Perdón, no puedo hacer eso. Pero puedo ayudarte a comprender lo que fumar realmente te proporciona ahora mismo. Por supuesto ella no estuvo muy contenta conmigo al principio, porque ella realmente odiaba fumar.
Por supuesto que no me quedo con observar para siempre. Después de un tiempo de no luchar con mis hábitos, de no juzgar, de no huir de ellos algo sucede. Tengo la oportunidad de reconectarme con lo que realmente necesito. Mira, más allá de cada hábito, de todo a lo que te aferras, hay algo verdadero y honesto, que sencillamente necesitas. Y debido a que esta necesidad nunca ha sido reconocida y atendida, desesperadamente nos aferramos a toda clase de cosas. Como un niño que necesita amor. Y entre menos amor obtenemos, más nos aferramos a los lindos juguetes que nuestros padres compran. Y algún día tenemos una casa llena de juguetes y no sabemos por qué no los podemos soltar. No son los juguetes lo que necesitamos. Sino el amor que nunca tuvimos a lo que nos aferramos. Y alejar esa necesidad aún más no resolverá el problema. Esta necesidad ha sido alejada por mucho tiempo.
La clave final para soltar es empezar a recibir. Cuando empiezas a recibir amor de tu alma te libras a ti mismo. Cuando empiezas a recibir todas estas cosas minúsculas que realmente necesitas, algo puede sanar. Sólo porque no tuvimos una niñez amorosa no quiere decir que hoy no podamos recibir esta particular clase de amor. Ni siquiera tenemos que salir y buscar nuevos padres. Ya tienes este hermoso progenitor dentro de ti. ¿Sabías que eres un hijo de tu alma? Y ella te ama en verdad y sinceramente.
Yo nunca tuve un perro cuando era una niña. Mis padres decidieron que no podía asumir la responsabilidad. Pero ahora, años más tarde, por fin tengo un perro. Mi alma no considera que no esté lista. Me llevó algún tiempo recibir la belleza y el gozo de realmente ser dueña de un perro. Por un tiempo cuando lo caminaba se sintió como caminar el perro de alguien más. Yo era muy tímida y tenía miedo de cometer algún error – porque parte de mí todavía cree que no puedo asumir esto -. Pero lentamente estoy comenzando a recibir. Estoy recibiendo un sueño bobo de infancia. Y cuando me despierto en la mañana y lo veo, muchas niñas pequeñas dentro de mí brincan de alegría.
El momento de recibir es un momento decisivo. Recibir más tiempo para ti, más quietud, más abundancia, más amor, más suavidad, te librará. La parte de ti que se ha estado aferrando a algo allá afuera finalmente llega a recibir algo real. No creas que no puedas tener este amor, este espacio, esta experiencia, esta amorosa relación – sí puedes. Simplemente no la encontrarás allá afuera. Tendrás que encontrarla primero en ti mismo. Tu alma está más que deseosa de ayudarte a recibirlo. Y mientras estás ocupado recibiendo, ¿adivina qué pasa de forma natural? Sueltas las viejas energías que ya no te sirven. Es como poner a un lado las muletillas después de que tu pierna se sana. Ya no las necesitas. Te libras a ti mismo. Lleva más tiempo y paciencia. Y talvez tengas que empezar a conectarte con tu alma. Pero es la única manera de soltar y recibir algo nuevo al mismo tiempo.
Escrito por Lea Hamann

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