COMO SOLTAR
Todos tenemos cosas a las cuales nos
aferramos. Algunas cosas ya no son útiles para nosotros, pero seguimos
quedándonos con ellas. Como viejos hábitos o conocidos a los que nos
sentimos presionados a llamar cada dos semanas aunque no tengamos nada
que decirles. A veces incluso son las cosas que se amontonan en nuestro
escritorio o en nuestro sitio para guardar cosas. Muchas personas me
dicen que ellas tratan desesperadamente de soltar ciertas cosas. Yo
trato de soltar mi relación pasada. Yo trato de soltar mi hábito de
juzgarme. Quiero dejar de fumar y de tomar y de trabajar tanto. Pero
simplemente no funciona. Todavía me agarro a ello.
El método más común para soltar es
intentar hacerlo a la fuerza. ¿Cuántas personas conoces que dejaron de
fumar? ¿Y cada cuánto paran? Una vez al año, o cada dos semanas tienen
esta intensa sensación de vergüenza y tratan de convencerse a sí mismos:
Esta vez venceré este hábito. Esta vez seré fuerte. Esta vez, de verdad
pararé. Pero forzarte a ti mismo realmente nunca funciona.
¿Alguna vez en verdad has visto a
alguien que perdió mucho peso a la fuerza? ¿Notaste lo hambrientos y lo
vacíos que se veían? De seguro te deslumbraron con verse diferentes y
usar ropa nueva pero, ¿alguna vez has mirado más allá de lo que ellos
querían que vieras? Después de alejar el peso de más de su cuerpo –
¿donde va el peso? Simplemente se acumula fuera del cuerpo y se posa
ahí. Y esta infeliz energía que se sacó a patadas de la casa – ¿adivina
lo que esta energía está esperando? – Regresar de nuevo. Así que tan
pronto como hayas terminado de luchar y de huir de ti mismo, toda la
energía que no te gusta entrará de nuevo. Luchar no funciona.
El método más interesante para mí es
empezar a observar. ¿A qué es lo en realidad me estoy aferrando? ¿Es
realmente al humo del cigarrillo al que me estoy aferrando – o es a la
sensación de algo seguro, algo confiable y conocido que siempre está ahí
para mí -? Una señora una vez me contó sobre su estresada vida. Ella
trabajaba duro todo el tiempo. Excepto por estos 3 descansos de
cigarrillos todos los días en que salía a hurtadillas al jardín y se
sentaba para relajarse. Ella vino a mí para dejar de fumar. Y tuve que
decirle: Esta es la única forma de amor, de tranquilizarte, de darte
tiempo a ti misma que estás aceptando ahora. ¿Y quieres que yo te quite
este poquitín de amor? Perdón, no puedo hacer eso. Pero puedo ayudarte a
comprender lo que fumar realmente te proporciona ahora mismo. Por
supuesto ella no estuvo muy contenta conmigo al principio, porque ella
realmente odiaba fumar.
Por supuesto que no me quedo con
observar para siempre. Después de un tiempo de no luchar con mis
hábitos, de no juzgar, de no huir de ellos algo sucede. Tengo la
oportunidad de reconectarme con lo que realmente necesito. Mira, más
allá de cada hábito, de todo a lo que te aferras, hay algo verdadero y
honesto, que sencillamente necesitas. Y debido a que esta necesidad
nunca ha sido reconocida y atendida, desesperadamente nos aferramos a
toda clase de cosas. Como un niño que necesita amor. Y entre menos amor
obtenemos, más nos aferramos a los lindos juguetes que nuestros padres
compran. Y algún día tenemos una casa llena de juguetes y no sabemos por
qué no los podemos soltar. No son los juguetes lo que necesitamos. Sino
el amor que nunca tuvimos a lo que nos aferramos. Y alejar esa
necesidad aún más no resolverá el problema. Esta necesidad ha sido
alejada por mucho tiempo.
La clave final para soltar es empezar a
recibir. Cuando empiezas a recibir amor de tu alma te libras a ti mismo.
Cuando empiezas a recibir todas estas cosas minúsculas que realmente
necesitas, algo puede sanar. Sólo porque no tuvimos una niñez amorosa no
quiere decir que hoy no podamos recibir esta particular clase de amor.
Ni siquiera tenemos que salir y buscar nuevos padres. Ya tienes este
hermoso progenitor dentro de ti. ¿Sabías que eres un hijo de tu alma? Y
ella te ama en verdad y sinceramente.
Yo nunca tuve un perro cuando era una
niña. Mis padres decidieron que no podía asumir la responsabilidad. Pero
ahora, años más tarde, por fin tengo un perro. Mi alma no considera que
no esté lista. Me llevó algún tiempo recibir la belleza y el gozo de
realmente ser dueña de un perro. Por un tiempo cuando lo caminaba se
sintió como caminar el perro de alguien más. Yo era muy tímida y tenía
miedo de cometer algún error – porque parte de mí todavía cree que no
puedo asumir esto -. Pero lentamente estoy comenzando a recibir. Estoy
recibiendo un sueño bobo de infancia. Y cuando me despierto en la mañana
y lo veo, muchas niñas pequeñas dentro de mí brincan de alegría.
El momento de recibir es un momento
decisivo. Recibir más tiempo para ti, más quietud, más abundancia, más
amor, más suavidad, te librará. La parte de ti que se ha estado
aferrando a algo allá afuera finalmente llega a recibir algo real. No
creas que no puedas tener este amor, este espacio, esta experiencia,
esta amorosa relación – sí puedes. Simplemente no la encontrarás allá
afuera. Tendrás que encontrarla primero en ti mismo. Tu alma está más
que deseosa de ayudarte a recibirlo. Y mientras estás ocupado
recibiendo, ¿adivina qué pasa de forma natural? Sueltas las viejas
energías que ya no te sirven. Es como poner a un lado las muletillas
después de que tu pierna se sana. Ya no las necesitas. Te libras a ti
mismo. Lleva más tiempo y paciencia. Y talvez tengas que empezar a
conectarte con tu alma. Pero es la única manera de soltar y recibir algo
nuevo al mismo tiempo.
Escrito por Lea Hamann
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